Estaba sola en el bar del hotel, así como en la que estaba fumando, ninguno de los cuales creo que alguna vez había hecho antes. Ella no fumaba sola, así como ella no se sentaba en los bares del hotel. Así como ella también estaba bebiendo. Fumar sin titular de cigarrillos, fumando los cigarrillos de los bares, así como ni la suya, bebiendo ginebra recta, así como a Martinis. Su guarnición de plata estaba abierta en su regazo, así como ella seguía mirando la chatarra de papel que sobresalía. Dijo “Ambassador Hotel, 7:30”.
Eran las 7:35 ahora.
Desde donde estábamos, podríamos ver la entrada principal del hotel, así como ella no le quitó los ojos. Aun así, lo vi primero, así como yo sabía por qué estábamos allí, solos.
Cinco pasos, sus tacones golpeando difícil en el suelo. La bebida en su rostro, seguido de la vidrio que se estrima en el suelo.
“No vengas a casa esta noche”, dijo. Se veía verde. “Estoy alterando las cerraduras. Los abogados te llamarán por la mañana”. Una mirada al floozy en su brazo, definitivamente un floozy, en un vestido Lamé, así como una mala ola. “Él no tiene ningún tipo de dinero, ya sabes. Todo es mío. Pobre suerte para ti”.
El barman tenía su bolsa, así como una mirada simpática. “Esa Última bebida estaba en la casa”, dijo, así como ella, casi sonrió.
El conductor estaba esperando. Pretendió firmemente que ella no estaba llorando. “¿Hogar, señora?”
Cuando llegamos a casa, la criada de la casa me llevó de ella tan bien como me cepillaba y me emití, ya que olí terriblemente de humo.
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